martes, 23 de febrero de 2016

Caminos hacia la igualdad de género

En este nuestro siglo XXI es importante seguir las huellas de las aportaciones que se han venido haciendo en el siglo anterior con vistas a lograr la igualdad de género y, en general, el reto de que la mujer logre que su dignidad, igual a la del hombre, sea reconocida  en todas las instituciones y en todos los países.

  En ese sentido, hemos de recordar los avances que, al menos intencionalmente, se produjeron durante la IV  Conferencia Mundial de la Mujer que se celebró años atrás. Con ella se abrió una perspectiva más general  de la realidad y de los problemas de la mujer en su conjunto, base firme para incentivar una reflexión sobre las perspectivas de la condición femenina  en nuestro tiempo.

Por desgracia, somos herederas de una historia de enormes condicionamientos que, en todos los tiempos y en todos los lugares, han dificultado el camino de la mujer, despreciada en su dignidad, olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente  e incluso reducida a la esclavitud, lo que le ha impedido ser profundamente ella misma y ha empobrecido a la humanidad entera privándola de  sus auténticas riquezas espirituales.
Pero no es hora de buscar responsabilidades, sino de intentar soluciones efectivas que lleven a la mujer a liberarse de esa discriminación por la que se siente oprimida en no pocos lugres.

Y con esa perspectiva se me ocurre mirar hacia África.
¿Os imagináis ser mujer y vivir en África?
Seguro que alguna me diría: “sólo de pensarlo me da escalofríos”


Por si no lo sabíais, la década 2010-2020 de la mujer africana, supone un gran acontecimiento para las mujeres africanas y un elogio a la Unión Africana por el reconocimiento de la DMA.  Además, el director de la OMS en África, Luis Sambo, afirmó en una conferencia de ministros de Sanidad en Camerún que “las mujeres constituyen un eslabón clave en la cadena del desarrollo”.

Así pues, hoy en día parece reconocerse que el avance de la mujer en África es una condición sine qua non para el desarrollo del continente.  Sin embargo, tanto en las sociedades africanas tradicionales, como en las sociedades urbanas, predominan, como en los otros cuatro continentes, las sociedades en las que la situación social de la mujer es inferior a la del hombre en muchos aspectos de su vida familiar, cultural y política.
Pero lo importante es preguntarse: ¿y cómo se pueden paliar estas deficiencias?

miércoles, 10 de febrero de 2016

La Casa del Mar en Calma


Algunas niñas y niños han visto como su hogar, un espacio que supuestamente está asociado a la seguridad y la tranquilidad, se convierte en un entorno lleno de miedo y angustia. Cuando esto ocurre, no sólo la mujer es víctima. Sus hijas e hijos también sufren el impacto de la violencia y siguen su propio proceso. No son espectadores o víctimas indirectas, como ha venido definiéndose, sino protagonistas y víctimas directas de la violencia de género.

Cuando sus madres toman la decisión de plantarle cara a la violencia y empezar de cero, abandonando el domicilio familiar buscando refugio, ellas y ellos irán de su mano. Las adultas pueden estar informadas de lo que es un recurso de acogida y las necesidades que van a poder cubrir estando allí. Pero las niñas y niños no cuentan con esta información de antemano, no saben qué ocurrirá a partir de ahora, si podrán volver algún día a su ciudad de origen o si su estancia en el recurso va a ser temporal o permanente.

“La Casa del Mar en Calma” se convierte en un material didáctico muy valioso para poder explicar con un lenguaje y metodología adaptada a la edad de las niñas, niños y adolescentes lo que significa ingresar en una Casa de Acogida.

Adaptado a la comprensión de los más pequeños, sirve para ayudarles a manejar las situaciones difíciles y dolorosas por las que están pasando en determinados momentos, les ayuda a afrontar cambios importantes en sus vidas, como es el reto de llegar a un lugar desconocido que a partir de ahora se convertirá en tu propia casa, donde deberán dejar atrás todas sus experiencias previas, para poder desarrollarse de una manera más saludable e igualitaria.

Con “La Casa del Mar en Calma” esperamos facilitar el trabajo a todas y todos los profesionales que cuidan y acompañan a los hijas e hijos de la violencia de género en su propio proceso, con el rigor y la sensibilidad que supone ser capaces de bucear en la mirada de los más pequeños, si queremos contribuir a aliviar su sufrimiento.
Desde Mujeres Opañel apostamos por la no violencia, el respeto, el cariño y la igualdad de género, aportando toda la profesionalidad y el rigor necesarios desde los equipos que intervienen en los diferentes proyectos contra la violencia hacia mujeres, niñas y niños. Todos estos valores confluyen en los objetivos que pretendemos alcanzar con “La Casa del Mar en Calma”, por lo que te invitamos a subirte a nuestra barca para que podamos remar juntas y juntos, sumando esfuerzos.

Si deseas adquirir un ejemplar del cuento no tienes más que ponerte en contacto con nosotras a través del siguiente email: lacasadelmarencalma@amo.org.es Si vives fuera de Madrid, no hay ningún problema, realizamos envíos en todo el territorio nacional.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Dignidad Constitucional y vientres de alquiler.

Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, han tenido un irregular desarrollo posconstitucional, en la medida en que comprometen aspectos morales y éticos respecto de la protección de otros bienes y derechos. En este sentido ha de señalarse que los movimientos asociativos de las mujeres, habían venido reclamando desde el inicio de la transición e incluso algunos años antes, un haz de derechos específicos de genero, considerados importantes para la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Por lo que se refiere a la situación de la mujer en la dictadura, una reforma del Código Civil ya había tenido lugar en 1975, suprimiendo la exigencia de obediencia al marido, y su autorización para que la esposa realizara operaciones mercantiles de mínima incidencia económica.

Las mujeres intentaron llevar al texto constitucional un haz de derechos derivados fundamentalmente de su status laboral, instando la igualdad en el trabajo y en el salario, derechos civiles de homologación, sobre todo en el contrato matrimonial, y finalmente, despenalización de determinados delitos específicos de género, como el uso de anticonceptivos y el aborto.

Sustancialmente, el problema del aborto, es considerado por los movimientos feministas un derecho conectado íntimamente con el derecho de la mujer a su propio cuerpo, y por tanto, debía dejarse a una mujer el derecho a decidir libremente la gestación de ese hijo.

Tímidamente en el primer Gobierno Socialista, se despenalizaron determinados supuestos de interrupción voluntaria del embarazo, validados por el Tribunal Constitucional en la STC 53/1985, y no es sino hasta 2010, cuando se vuelve a abordar también por un Gobierno de la misma fuerza política, una ley que contiene los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entre los que figura una ley de plazos en relación con el aborto. Desborda este comentario la valoración de estas normas, pero con una mínima modificación, y pendiente de un recurso de inconstitucionalidad, es la ley que está en vigor actualmente.

Sin embargo, desde finales de la década de los noventa y especialmente en esta ultima década, nuevas situaciones han aflorado a los derechos reproductivos que afectan de manera importante a las mujeres, en lo que se refiere a las técnicas de fertilidad, y a la gestación subrogada.