martes, 14 de marzo de 2017

Mujeres Y Franquismo (Una selección de artículos y documentos audiovisuales en internet)

Recordemos que, sobre el papel, durante los años de la II República (1931-1936), la mujer había alcanzado una cota de derechos comparable al de las naciones más avanzadas: por un lado, y a través de la Constitución de 1931, se consagraron ciertos derechos básicos, como el de sufragio, la igualdad ante la ley, la escuela obligatoria, gratuita, laica y mixta o la admisibilidad sin previa distinción de sexo en los empleos; y por otro, a partir de su correspondiente desarrollo, se promulgaron numerosas leyes, entre las que cabe destacar las de matrimonio civil y de divorcio (1932), así como la despenalización del aborto por causas eugenésicas (1936). Cabe decir, con todo, que el nuevo marco jurídico solo se visualizará en toda su amplitud y alcance durante los años de la guerra, posiblemente más por necesidades coyunturales que por verdadera convicción.  
El final del conflicto bélico y la instauración del régimen franquista trajeron consigo un cambio radical en todos los ámbitos de la vida no solo política, sino social, educativa, laboral y familiar. En este sentido, la represión se cebó particularmente en el sector femenino de la población, ya que a las restricciones de derechos y libertades -cuando no directamente a su abolición- que padeció la población entera, vinieron a sumarse muchas otras específicas para la mujer. El proyecto resultante hundía sus raíces no solo en un modelo pre-republicano, sino incluso muy anterior, y las principales organizaciones a las que se encomendó dicha tarea fueron, básicamente, dos: la Iglesia católica y la Sección Femenina de la Falange Española. 
Dichas organizaciones, aunque compartían lo esencial del modelo, tenían en algunos aspectos, más bien menores, visiones divergentes, y ello suscitó algún que otro encontronazo entre ambas, sobre todo en el periodo conocido como primer franquismo (1939-1959). Cabe afirmar, sin embargo, que dichas fricciones tenían su origen más en la lucha por el monopolio de las políticas femeninas que en la naturaleza de las medidas que cabía aplicar al respecto. La influencia del fascismo italiano y el nazismo alemán sobre la Falange y su Sección Femenina proyectaban una imagen de la mujer ciertamente tradicional, pero con algunas variantes, tales como un cierto culto al cuerpo a través de la educación física, que mal podían encajar en el ideario de la Iglesia, más partidaria de su ocultación, cuando no directamente de su mortificación. Asimismo, el rol de la mujer en la sexualidad contenía pequeñas pero reveladoras diferencias. Así, para la Sección Femenina prevalecía el sometimiento sobre la moral, recomendado a la mujer ceder sin poner en tela de juicio a los requerimientos del esposo; mientras para la Iglesia, la mujer debía contener los excesos de aquél si sobrepasaba los límites de lo moral y sexualmente convencional de acuerdo, claro está, con su criterio pastoral. 
Ahora bien, en el fondo, el proyecto del régimen para la mujer era bien sencillo, y apenas consistía en poco más que en devolverla a la situación anterior a toda reivindicación de género y situar en su horizonte vital el modelo más tradicional posible, aquel que la vinculaba, en el ámbito privado, a la maternidad y el cuidado de la familia; y en el laboral, a actividades relacionadas con dichas funciones (la educación infantil, el cuidado de los enfermos, el servicio doméstico, etc.).
Para el régimen surgido de la Guerra Civil, no cabían disensiones ni matices. Mucho menos, resistencias. El exilio de las voces más preclaras del progresismo femenino y el silencio obligado de las que, presas o estrechamente vigiladas, permanecieron en el país, contribuyeron en gran medida a que la aplicación del nuevo modelo se produjera sin dilaciones ni sobresaltos. También contribuyó a su plena implantación el hecho de que en la España rural -con un gran protagonismo y peso en la época- e incluso en muchas capitales de provincias los cambios que la República trajo consigo apenas tuvieron ocasión y tiempo de arraigar en el imaginario colectivo.
Hasta bien entrada la década de los años sesenta, la mujer española fue considerada, a efectos prácticos, como una menor de edad; eso sí, una menor de edad con una enorme carga de trabajo y responsabilidades. A su completa supeditación al varón -padre, esposo o tutor- en el ámbito familiar y conyugal, vinieron a añadirse otras limitaciones, como la gestión del propio patrimonio, la imposibilidad de acceder a ciertos puestos de trabajo o la obtención del pasaporte. Incluso, hasta 1963, el Código Penal permitía al marido -arrebato pasional mediante- asesinar a la esposa adúltera con la garantía de una práctica total impunidad. 
En los últimos años del franquismo, se produjeron numerosas circunstancias que cambiaron radicalmente el escenario; unos cambios apenas reflejados, ciertamente, en lo político y jurídico, pero sí en lo social y familiar. El auge del turismo de masas, la creciente influencia cultural externa, una incipiente clase media, un mayor acceso de la mujer a la universidad, un tímido resurgimiento del feminismo y la aparición de unas generaciones que no habían vivido ni la guerra ni las etapas más duras del franquismo, fueron separando, de manera creciente e imparable, a la sociedad de un régimen moribundo que trataba de mantener, ya inútilmente, sobre ella un férreo control.

Sin embargo, para muchas mujeres, esas cuatro décadas de dictadura fueron prácticamente toda su vida, una vida que jamás recuperarían y que hubiera merecido en su momento, aunque nunca es tarde, nuestro respeto, homenaje y reparación.  

(Nota explicativa: El Área de Coordinación de Bibliotecas de Centros Asociados de la UNED y Proyectos Culturales, en colaboración con el Centro Asociado de Asturias, ha elaborado una exposición bibliográfica virtual sobre el papel de la mujer, en diversos ámbitos, durante el franquismo. Dicha exposición virtual incluye los enlaces a una amplia selección de artículos de revistas académicas y especializadas, así como a algunos documentos audiovisuales disponibles en libre acceso. Con esta iniciativa se ha pretendido acercar a la comunidad universitaria y al público en general un periodo de nuestra historia ampliamente abordado desde múltiples aspectos y puntos de vista y que, más de cuarenta años después, sigue suscitando debate e interés. Se ha aportado, asimismo, una bibliografía de monografías para quien desee profundizar en este tema, así como una breve selección de títulos de películas y canciones que, de una manera u otra, lo ilustran).

JOSÉ BURGOA ABARCA
Coordinador de Bibliotecas de Centros Asociado de la UNED y Proyectos Culturales

Punto de Interés "Mujeres en el franquismo a través del cine". 

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